La pequeña ciudad de Sligo, situada en la desembocadura del río Garavogue en la Sligo Bay, es la capital del condado. Aunque a menudo ignorada por destinos más famosos o elegida sólo como una etapa de transición en el desplazamiento del Mayo al Donegal, esta maravillosa ciudad es capaz de ofrecer pequeñas magias a aquellos que tienen la paciencia para descubrirla.
El elemento que hace atractiva Sligo es el ambiente simple pero a la vez animado de la ciudad auténtica, que no se ha distorsionado a causa del turismo y preserva un carácter rico de atractivos.
A menudo, para amar un lugar no hacen falta monumentos o museos, sino rincones agradables que hacen que la estancia sea única y el recuerdo imborrable: como el largo río peatonal, romántico y tranquilo, punteado por muchos cafés, bares, restaurantes y tiendas donde tomarse un descanso sin prisas, o las coloridas calles del centro, con tiendas simpáticas y ambiente animado o la música, tradicional y no, que se escucha en cada esquina, verdadero motor de la ciudad, especialmente durante los grandes eventos y los festivales organizados a lo largo del año.
Otro elemento destacable es sin duda la gastronomía: en Sligo se come bien y hay muchos lugares interesantes para disfrutar especialmente del pescado y los productos locales que conforman una cocina variada y rica en sugerencias.
Y por último pero no menos importante, la presencia de W. B. Yeats que se siente en la ciudad, con su estatua y el Memorial Building, pero sobre todo en los alrededores, en la maravillosa naturaleza que inspiró al famoso poeta y el cementerio de Drumcliff que alberga sus restos a la sombra del Ben Bulben.