En este remoto rincón del mundo el ritmo es lento, las personas que se encuentran en la calle son acogedoras y en armonía con los ritmos de la naturaleza.
Disfrutad de estos destellos de paz con serenidad y tranquilidad, sin prisa, dejándoos guiar por el instinto y la belleza inmaculada de estos lugares maravillosos.
De Ballydehob, con vistas a la Roaringwater, la “bahía del agua que brama”, donde hay más de un centenar de islas, no os perdáis la coastal road: es un camino salvaje y fascinante que os llevará a descubrir rincones absolutamente fantásticos.
La peculiaridad de esta zona es la sencilla belleza de su litoral, sus jardines y su gente: no os asustéis por los carteles a menudo incomprensibles y contradictorios! Si seguís las carreteras menos frecuentadas encontraréis rebaños que cruzarán vuestro camino y pastores que no negarán un saludo, relucientes bahías rodeadas de exuberantes prados y pueblos coloridos y ruidosos.
En el camino hacia Mizen Hed, se puede admirar una de las playas de arena más grandes del sur, Barley Cove, accesible por un puente peatonal construido para las mareas y disfrutar de unos momentos de relax en la playa.
Pero la verdadera atracción de la península es la Mizen Head Signal Station, un complejo victoriano construido hace más de 100 años para ayudar a los buques a evitar las rocas en los días oscuros y tormentosos.
Será emocionante cruzar el espectacular puente arqueado que se adentra en el vacío y que conecta los dos lados del espectacular acantilado con vistas al mar.
Al final del puente os espera la estación de señalización: aquí se puede descubrir cómo vivían los guardianes de final del siglo XIX: se pueden visitar las habitaciones, la sala de máquinas, ver objetos auténticos de la época y girar dentro de la sala de radio desde donde Guglielmo Marconi puso en marcha las primeras señales de prueba.
Pocos saben que Marconi estaba casado con una mujer irlandesa, Beatrice O’Brien, hija de Edward Dunnough (O’Brien), decimocuarto Barón de Inchiquin y que eligió el Rock Lighthouse Fastnet, el faro en frente de Mizen Head para lanzar la primera señal radio de la historia.
La verdadera magia del lugar sin embargo siguen siendo las espectaculares vistas al mar que se extiende hasta el infinito.